jueves, 9 de febrero de 2012

Don Humberto


Con su cuerpo semi erguido, sus manos en la espalda y a paso lento, Don Humberto caminaba tantas cuadras al día que provocaba una gran curiosidad en la Villa Macul. Lo veía el panadero que trabajaba al frente de la plaza, el viejo de la parafina y la señora que todos conocían porque había vendido un número ganador del Kino. "Tan viejito que está" decía unos vecinos; "¿Qué andará buscando?" especulaban otros. Nadie sabía que cuando este anciano de cabeza cana llegaba a la casa, su nieto le preguntaba ansioso si había podido encontrar el recuerdo de su infancia.

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